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jueves, 6 de septiembre de 2018

ROSARIO "La santa Iglesia Católica"

Grupos de oración del Padre Pio de habla hispana

Rosario meditado “La santa Iglesia Católica”

+ Nos ponemos en presencia de DIOS, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Rezamos este santo Rosario, con meditaciones originales de Padre Pio por las siguientes intenciones:
Por la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana,  el Papa Francisco, los Obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos y religiosas, por las vocaciones.
Por nuestra amada Argentina en tiempos de tanta confusión.
Por los enfermos, los que están sufriendo, por las familias, los ancianos, los niños, los desamparados, los desempleados, los encarcelados, por quienes no tienen quienes recen por ellos, por los cristianos perseguidos, los refugiados, los que viven en países en guerra, por los que no tienen fe…

Leemos en el libro de Mateo Cap. 16:
"Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Igle-sia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella."

Rezamos el Pèsame

Primer Misterio:

Sé que Vuestro corazón sufre mucho en estos días por la suerte que corre la Iglesia, por la paz del mundo, por las muchas necesidades de las nacio-nes; pero sobre todo, por la falta de obediencia de algunos, incluso católi-cos, a las altas enseñanzas que Vos, asistido por el Espíritu Santo, nos dais en nombre de Dios.
Os ofrezco mi oración y mi sufrimiento de cada día, como sencillo pero sincero recuerdo del último de Vuestros hijos, a fin de que el Señor Os conforte con su gracia, para continuar el recto y fatigoso camino, en la de-fensa de la verdad eterna, que nunca cambia con el mudar de los tiempos.
Os agradezco, también en nombre de mis hijos espirituales y de los «Gru-pos de oración» la palabra clara y definitiva que habéis dicho, especial-mente en la última encíclica Humanae Vitae; y reafirmo mi fe y mi obe-diencia incondicional a Vuestras iluminadas orientaciones.
(12 de septiembre de 1968, al Papa Pablo VI – Ep. IV, p. 12)

Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria

Oh Jesùs mìo, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las màs necesita-das de tu misericordia.

Ave María Purísima                                                   sin pecado concebida
Santo Padre Pio Ruega por nosotros

Segundo Misterio:
 
Quiera el Señor conceder el triunfo a la verdad, la paz a su Iglesia, la tran-quilidad a las naciones de la tierra, salud y prosperidad a Vuestra Santidad, para que, disipadas estas nubes pasajeras, el reino de Dios triunfe en todos los corazones, gracias a Vuestra acción apostólica de supremo Pastor de toda la cristiandad.
 (12 de septiembre de 1968, al Papa Pablo VI – Ep. IV, p. 12)
Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria

Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria

Oh Jesùs mìo, perdona nuestras culpas, lìbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las màs necesita-das de tu misericordia.

Ave María Purísima                                                   sin pecado concebida
Santo Padre Pio Ruega por nosotros

Tercer Misterio:

Venga pronto el reino de Dios; santifique a su Iglesia este piadosísimo Pa-dre; derrame abundantemente su misericordia sobre aquellas almas que hasta ahora no lo han conocido. Destruya el reino de satanás; ponga en evidencia, para confusión de esta bestia infernal, todas sus malas artima-ñas; haga conocer a todas las almas las claves para engañar de este triste cosaco. Este tiernísimo Padre ilumine las inteligencias de todos los hom-bres y llame a sus corazones, para que los fervorosos ni se enfríen ni re-duzcan la marcha en los caminos de la salvación; los tibios se enfervoricen; y aquellos que se le han alejado retornen a él. Disipe también y confunda a todos los sabios de este mundo para que no combatan e impidan la pro-pagación del reino. En fin, que este Padre tres veces santo aleje de su Igle-sia las divisiones que existen e impida que se produzcan otras nuevas, para que haya un solo redil y un solo Pastor. Centuplique el número de las almas elegidas; envíe muchos santos y doctos ministros; santifique a los actuales y haga que, por medio de ellos, retorne el fervor a todas las almas cristianas. Aumente el número de los misioneros católicos, porque, todav-ía de nuevo, nos tenemos que lamentar con el divino Maestro: «La mies es mucha y los trabajadores son pocos».
 (8 de marzo de 1915, a Anita Rodote – Ep. III, p. 61)

Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria

Oh Jesùs mìo, perdona nuestras culpas, lìbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las màs necesita-das de tu misericordia.

Ave María Purísima                                                  sin pecado concebida
Santo Padre Pio Ruega por nosotros

Cuarto Misterio:

Después del amor de nuestro Señor, yo te recomiendo el de la Iglesia, su esposa y nuestra tierna madre; el de esta querida y dulce paloma, que sólo puede poner huevos y hacer que nazcan pichoncitos para el Esposo. Agradece a Dios, cientos de veces al día, el ser hija de la Iglesia. Pon tu mi-rada en el Esposo y en la Esposa; y di al Esposo: «Oh, que eres el Esposo de una bella Esposa»; y a la Esposa: «Ah, que eres la Esposa de un Esposo to-do divino». Ten gran compasión de todos los pastores y predicadores de la Iglesia, al igual que de todos los pastores de almas; y contempla, hijita mía, cómo están diseminados por toda la tierra, porque no hay provincia en el mundo donde no haya muchos. Ruega a Dios por ellos para que, salvándose ellos mismos, procuren con fruto la salvación de las almas. Y en esto te suplico que no te olvides nunca de mí, cuando te encuentres delante de Jesús, ya que él me da tanta voluntad de no olvidarme nunca de tu alma.

Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria

Oh Jesùs mìo, perdona nuestras culpas, lìbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las màs necesita-das de tu misericordia.

Ave María Purísima                                                   sin pecado concebida
Santo Padre Pio Ruega por nosotros

Quinto Misterio: 

No todos estamos llamados por Dios a salvar almas y a propagar su gloria mediante el elevado apostolado de la predicación; y has de saber que este no es el único y solo medio para alcanzar estos dos grandes ideales. El al-ma puede propagar la gloria de Dios y trabajar por la salvación de las al-mas mediante una vida verdaderamente cristiana, orando incesantemente al Señor que «venga su reino», que su santísimo nombre «sea santifica-do», que «no nos deje caer en la tentación», que «nos libre del mal».
Esto es lo que debes hacer también tú, ofreciéndote plena y continuamen-te al Señor por este fin. Reza por los malvados, reza por los tibios, reza también por los fervorosos, y reza de modo especial por el sumo Pontífice, por todas las necesidades espirituales y temporales de la santa Iglesia, nuestra muy tierna madre; y eleva una oración especial por todos los que trabajan por la salvación de las almas y por la gloria de Dios en las misio-nes, entre tanta gente infiel e incrédula.
  (11 de abril de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 68)

Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria

Oh Jesùs mìo, perdona nuestras culpas, lìbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las màs necesita-das de tu misericordia.
A
ve María Purísima                                                   sin pecado concebida
Santo Padre Pio Ruega por nosotros

Por las intenciones del Santo Padre Francisco para este mes:

"Para que los jóvenes del continente africano tengan acceso a la educación y al trabajo en sus propios países."

Salve, Tres ave María y Gloria

Rezamos la Oraciòn a san Miguel Arcángel poniendo los Grupos de oración  de Padre Pio bajo su protección, y en especial le rogamos asista , proteja y guarde la salud del Padre Gustavo Seivane,  asesor espiritual de los grupos de Argentina.

"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Re-prímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus ma-lignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Amén." 


+  En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.