Recuerda siempre la obediencia de Jesús en el huerto y en la Cruz; fue con inmensa resistencia y sin consuelo; pero obedeció hasta lamentarse con los apóstoles y con su Padre; y su obediencia fue excelente y tanto más bella cuanto más amarga. Nunca, pues, fue tu alma tan grata a Dios como ahora que obedeces y sirves a Dios en la aridez y oscuridad. ¿Me he explicado? Vive tranquila y alegre, y no quieras dudar por ningún motivo de las aseveraciones de quien hoy dirige tu alma.
Del modo de actuar en ti la gracia divina, tú tienes todos los motivos para animarte y para esperar y confiar en Dios; porque es la actuación que suele tener con las almas que él ha elegido como su porción y su heredad. El prototipo, el modelo en el que es necesario mirarse y modelar nuestra vida, es Jesucristo.
Pero Jesús ha elegido por estandarte la cruz; y por eso quiere que todos sus seguidores recorran el camino del Calvario llevando la cruz, para después expirar tendidos en ella. Sólo por este camino se llega a la salvación.
(4 de septiembre de 1916 – Ep. III, p. 241)