Introducción
El Vía Crucis o camino de la cruz revive los últimos momentos de la vida de Jesús y nos introduce en el misterio de la salvación.
Se trata de seguir a Jesús, caminar tras sus huellas, acompañarlo en su camino, que, como él dice, es un camino de cruz (Mc. 8,34).
El camino de la cruz es nuestro propio camino para seguir con fidelidad la voluntad de Dios. Por eso va más allá de unas reflexiones piadosas: es una invitación a la oración personal y comunitaria en todo momento del año.
Desde la cruz de Jesús, presente hoy en nuestro país y en tantos otros lugares de este mundo sediento de justicia, afirmamos nuestra fe en la resurrección y la vida. Anunciamos con alegría y esperanza la presencia liberadora de Jesús entre nosotros. Encarnamos en el mundo el reino de Dios, el ansiado cielo y tierra nuevos, donde reine la justicia, la paz y el amor verdadero.
i estación:
“JESÚS ES CONDENADO A MUERTE”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
"El Consejo en pleno se levantó y llevaron a Jesús ante Pilato. Allí empezaron con sus acusaciones: «Hemos comprobado que este hombre es un agitador. Se opone a que se paguen los impuestos al César y pretende ser el rey enviado por Dios.»"
Palabra de Dios (Lc. 23, 1-2)
La Presencia de Jesús se hace ya insoportable para los poderosos de su época.
Sus constantes llamados a la conversión, su amor a los pobres, su denuncia de una religión que había perdido el rumbo, su identificación con el pueblo sencillo lo hacen un personaje peligroso. Ante Pilato argumentan que la seguridad del imperio está amenazada. Pilato cede ante las presiones. Se desinteresa del problema y entrega a Jesús para morir. Ante la injusticia se lava las manos. Jesús observa todo con serenidad y confianza en Dios, su Padre. Desde el silencio de su corazón reza: Señor, aquí estoy que se haga tu voluntad.
La figura de Jesús, pobre e indefenso ante el tribunal que lo condena, se hace presente en estos días en las vida de tantos hermanos, víctimas de la injusticia y la falta de fraternidad, sin vivienda ni salarios dignos, muchas veces despojados de sus derechos. Son los condenados a muerte de nuestro mundo de hoy. Los mismos que Jesús amó hasta la muerte de cruz.
Para aplicar a la vida:
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¿Estoy dispuesto a dar la vida por amor a los demás?
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¿Qué puedo hacer para evitar que mis hermanos sean condenados a vivir sin dignidad?
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Ante la injusticia, ¿nuestra actitud es la de Pilato o nos jugamos por la verdad?
Padre bueno,danos fuerza para seguir a tu hijo
por el camino de la cruz.
Danos fidelidad y valentía para vivir por la verdad.
Canto
II estación:
“JESÚS CARGA CON LA CRUZ A CUESTAS”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
"Así fue como se llevaron a Jesús. Cargando con su propia cruz, salió de la ciudad hacia el lugar llamado Calvario (o de la Calavera), que en hebreo se dice Gólgota."
Palabra de Dios (Jn. 19, 17)
El camino a la vida pasa por la cruz. Una de las condiciones del seguimiento de Jesús es la aceptación de la cruz que representa ser su discípulo. Cargar con la cruz no con resignación y fatalismo, sino con la alegría del que se da hasta el extremo. Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos. Jesús nos enseña una nueva manera de vivir. Ser libres es hacerse servidor de todos por amor.
La cruz representa también un instrumento de condenación y muerte. Era un castigo terrible reservado solo para pocos. El condenado era azotado y debía cargar los maderos recorriendo la ciudad. La agonía era lenta y la muerte humillante.
San Francisco de Asís se identificó con la cruz de Jesús, a tal punto que al final de su vida el Señor le concede llevar en su cuerpo las cinco llagas... tal fue su identificación con la Cruz.
Para aplicar a la vida:
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Actualmente nuestro pueblo soporta distintas cruces como consecuencia de la injusticia y al violencia. ¿Las reconozco? ¿Cuáles son? ¿Cuál es nuestro mensaje y compromiso ante ellas?.
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Desde la cruz, símbolo de la muerte, Dios hará renacer la esperanza de la vida nueva. ¿Cuál es el sentido de la cruz en mi vida?
Padre bueno, enséñanos a servir con toda nuestra persona.
Ayúdanos a ser generosos en la entrega, a dar siempre un poco más.
Muéstranos cómo aceptar los desafíos y riesgos de seguir a Jesús.
Canto
III estación:
“JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
"Luego Jesús llamó a sus discípulos y a toda la gente y les dijo: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, y el que sacrifique su vida (por mí y) por el Evangelio, la salvará."
Palabra de Dios (Mt. 16, 24-25)
Señor Jesús, sientes sobre tus espaldas el inmenso peso de los maderos y caes. Pero vuelves a levantarte, porque sabes que tu dolor es redención y salvación para todos aquellos que en ti creen. Queremos aprender de tu ejemplo, queremos unirnos a este amor que te llevó a sufrir tanto por el pobre y el pecador.
Señor Jesús, que tu sufrimiento nos anime y nos llene de esperanza, que sepamos ser verdaderos samaritanos, especialmente con nuestros hermanos que están sufriendo y se han cansado de cargar ese peso que ya no aguantan más. Danos la gracia de ser solidarios, como hermanos e hijos de un mismo Padre. Que tu Espíritu nos guíe en este camino de servicio y entrega y nos dé la luz necesaria para ver con claridad lo que tú quieres que hagamos.
Para aplicar a la vida:
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¿Somos fieles en las dificultades que hallamos en el camino o abandonamos nuestra misón al menos tropiezo?
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¿Vivimos para nosotros mismos, procurando salvar nuestra vid, o demostramos con gestos y actitudes que vivimos para los demás?
Padre bueno,necesitamos aprender perseverancia.
Que seamos constantes en nuestros compromisos, que sepamos reponernos a nuestras caídas,
que sepamos desandar el camino errado para avanzar, paso a paso, en el camino hacia el Reino.
Canto
IV estación:
“
JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: “Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán los pensamientos íntimos de muchos”.
Palabra de Dios (Lc. 2,33-36)
Jesús ha sido condenado injustamente. Sus amigos lo han abandonado. Al parecer está solo con su cruz y solo camino hacia su muerte.
Pero él sabe que no está solo. Sabe que está haciendo la voluntad de su Padre y su Padre está con él. Sabe además que su MADRE ESTÁ CON ÉL. Aunque ella, no pueda hacer nada para liberarlo de esa cruz. Con el corazón partido y atravesado por una espada, camina a su lado. Con su fragilidad lo sostiene y lo anima. Una vez más, aunque no entiende todo, responde a Dios: "He aquí la esclava del Señor. Que se haga en mí según tu Palabra"
Esa madre camina también junto a nosotros. Si lo sabremos los que tantas veces venimos aquí, a Pompeya, a sus pies. Cuantas veces hemos venido a pedirle su ayuda y, aunque creamos que no nos resuelve los problemas, el sufrimiento no desaparece, ni la enfermedad, ni la cruz;…sentimos que esta bendita Madre está junto a nosotros, animándonos, sosteniéndonos, compartiendo nuestras cruces y ayudándonos a llevarla como seguidores de Jesús.
Presentamos nuestras intenciones respondiendo a cada una: “Ruega por nosotros Santa Madre de Dios”
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Para que en las horas de angustia, de tristeza y de dolor, te sintamos, Madre, siempre a nuestro lado, oremos…
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Para que en los momentos de enfermedad, sintamos tu amor de Madre que nos cuida y nos conforta, oremos…
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Por tantas madres que sufren por sus hijos, por las madres de los hijos que mueren por la locura de las guerras y la violencia, oremos…
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Por las madres cuyos hijos mueren de hambre o de enfermedad, a causa del abandono, la miseria, y la irresponsabilidad de nuestros gobernantes y de una deficiente política sanitaria, oremos…
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Por las madres de los hijos que mueren a mano de delincuentes o abatidos como delincuentes, oremos…
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Por las madres con hijos presos y desaparecidos, oremos…
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Por las madres abandonadas por sus hijos, oremos…
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Por los hijos que están o se sienten solos, que no tienen una madre que los acompaña, los guíe o los consuele, oremos…
Canto
V estación:
“SIMÓN DE CIRENE AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Cuando lo llevaban, tomaron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús”.
Palabra de Dios (Lc. 23,26)
Al regresar de su trabajo, Simón de Cirene es obligado a ayudar a Jesús. No es su voluntad pero poco importa. Lo importante es que alivia a Jesús, se compromete con él. Lo libera del peso de la cruz y comparte con él su dolor.
La civilización del amor exige personas comprometidas con el sufrimiento y el dolor de los demás. Solidarias con los que sufren y los marginados. Un mundo nuevo exige cristianos que caminen juntos al pueblo compartiendo su destino. Trabajando por la promoción del hombre, haciendo más livianas las cruces de nuestros hermanos. Seguir a Jesús es vivir la solidaridad como expresión concreta y actual del mandamiento del amor.
El desafío es descubrir a Jesús que pasa a nuestro lado. Necesitado de ayuda. Vivo en las angustias del trabajador, del despedido, de la madre sola, del anciano, y en tantos más, marginados por nuestra actitud indiferente. Como Simón estamos llamados a colaborar con el que sufre... a diferencia de él, la decisión es nuestra, libre, personal. En ella se juega el aceptar al reino.
Y ahora recemos, que es también un modo de ayudarnos, respondiendo a cada súplica: “Te lo pedimos por Jesús”
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Para que nunca pasemos de largo ante el hermano caído y necesitado, oremos…
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Para que tengamos compasión y misericordia, compartiendo el dolor de los que más sufren, oremos…
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Para que cotidianamente ayudemos, a quién esté necesitado, oremos…
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Para que favorezcamos todo lo que sea solidaridad, especialmente la solidaridad popular, de base, de los humildes, oremos…
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Para que apoyemos las iniciativas solidarias de nuestra parroquia y la solidaridad en campañas y organizaciones barriales y eduquemos a nuestros niños y jóvenes en la solidaridad, oremos…
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Para que favorezcamos y exijamos la solidaridad grande, entre los pueblos, entre razas: solidaridad para la paz, para la justicia, contra el hambre, contra enfermedades endémicas, donación de órganos, oremos…
Canto
VI estación:
“LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
"Así como muchos quedaron espantados al verlo, pues estaba tan desfigurado, que ya no parecía un ser humano. Despreciado por los hombres y marginado, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento, semejante a aquellos a los que se les vuelve la cara, no contaba para nada y no hemos hecho caso de él. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban."
Palabra de Dios (Is. 52, 14; 53, 3-42)
Una piadosa mujer se te acerca a vos Señor y seca tu rostro. Cuantos hermanos sufriendo vemos en nuestro andar de todos los días…
Que sepamos descubrirte en el rostro del padre de familia que no tiene trabajo, en el anciano olvidado por su familia en los geriátricos, en el niño abandonado que tiene que andar por las calles buscando que comer, corriendo serios riesgos; en el enfermo que agoniza, y nadie se ocupa de él, en nuestros hermanos que no tienen hogares y duermen en las calles…
Señor Jesús, no permitas que rechacemos o despreciemos a los pobres, a los oprimidos, a los más pequeños, porque son tus privilegiados, aquellos que se identifican contigo.
Para aplicar a la vida:
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Compasión es conmoverse, sentir con el otro su sufrimiento y experimentarlo como propio: ¿somos indiferentes al dolor de los demás?
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Jesús está allí, en el hambriento, en el desnudo, en el abandonado, en el enfermo. ¿Qué hago por ellos?
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La madre Teresa nos ha mostrado la posibilidad de vivir la compasión y el amor en nuestros días. ¿Qué puedes hacer, en tu ambiente, para vivir como ella?
Padre bueno, condúcenos al encuentro de los marginados de hoy.
Ayúdanos a compartir. Une nuestras manos para construir la justicia.
Canto
VII estación:
“JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
"... eran nuestras faltas por las que era destruido nuestro pecado, por los que era aplastado. El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados".
Palabra de Dios (Is. 53, 5)
El camino se hace largo y pesado, las fuerzas escasean y Jesús cae por tierra nuevamente. El amor es inmenso y todo lo soporta. De pie, tambaleante, sigue el camino que nos traerá la paz. Nada se consigue sin esfuerzos y el camino del cristiano no está libre de sacrificios. Jesús nos muestra que el amor al Padre es mayor que cualquier sufrimiento. Jesús en las dificultades no abandona el camino, recurre al Padre y se abandona en él. ¿Cómo actuamos nosotros?
El camino hacia el Padre encierra una apertura creciente a la voluntad de Dios y una liberación progresiva de todo lo que me impide ponerla en práctica.
A veces sentimos la tentación de bajar los brazos y no continuar adelante. Jesús nos enseña que Dios no nos abandona, siempre nos acompaña, aun en los momentos más penosos de la vida.
Para aplicar a la vida:
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¿Cómo enfrentamos nuestras caídas? ¿Sabemos reconocer nuestros errores?
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¿Buscamos ayuda en Dios para superar las dificultades de la vida?
Padre bueno, a veces caemos y no sabemos levantarnos.
Haznos humildes y sencillos para recomenzar el camino las veces que haga falta.
Canto
VIII estación:
“JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: “¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos”.
Palabra de Dios (Lc. 23,27-29)
Nadie como las mujeres, han comprendido la propuesta de Jesús de transformar el mundo por la fuerza del amor y no por la violencia.
Las mujeres nos enseñan a amar y cuidar la vida, a protegerla, a defenderla, a educar para la vida y no para la muerte, para la paz y no para la guerra. Por eso nadie como Jesús supo valorar y respetar a la mujer, a toda mujer.
Ojalá también hoy nosotros lo hagamos. El mundo se salvaría realmente si no lo manejaran solamente los varones. Las Guerras, la violencia, el hambre, las injusticias irían desapareciendo, si las mujeres tuvieran más cabida en el quehacer humano, en todo lo que hace a la vida y organizaciones humanas, en la salud, la educación, la cultura, la política y la economía.
Presentamos nuestras intenciones respondiendo a cada una: “Te lo pedimos por María, bendita entre las mujeres”.
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Para que entre todos aseguremos que las mujeres realmente ocupen el lugar que les corresponde en el mundo y puedan realizar la misión propia en la sociedad, oremos…
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Para que permitamos a las mujeres no solo engendrar la vida, sino también cuidarla, protegerla, hacerla crecer, defenderla. Que no las abandonemos ni las forcemos al aborto o al abandono de sus hijos, oremos…
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Para que valoremos especialmente el papel de las mujeres como educadoras para la ternura, la convivencia, la paz, la solidaridad y la compasión, oremos…
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Para que el aporte de las mujeres en el mundo de la cultura, del trabajo, de la política y la economía, en las organizaciones de base y en los organismos oficiales, nos ayude a lograr entre todos la paz en la justicia, el bienestar en la solidaridad, oremos…
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Para que valoremos también el gran servicio de las mujeres, especialmente las madres, en la educación de la fe y en la ayuda a los más necesitados, oremos…
Canto
IX estación:
“JESÚS CAE POR TERCERA VEZ”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
"Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos."
Palabra de Dios (Mt. 5, 10)
Cristo se desploma de nuevo a tierra bajo el peso de la cruz. La muchedumbre que observa, está curiosa por saber si aún tendrá fuerza para levantarse.
En el Cenáculo, inclinándose en tierra y lavándoles los pies, les mostró el verdadero camino de la humildad y abajamiento en el servicio.
Cayendo a tierra por tercera vez en el camino de la cruz, de nuevo proclama a gritos su misterio. ¡Escuchemos su voz! Este condenado, en tierra, bajo el peso de la cruz, ya en las cercanías del lugar del suplicio, nos dice: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6). «El que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8, 12).
Que no nos asuste la vista de un condenado que cae a tierra extenuado bajo la cruz. Esta manifestación externa de la muerte, que ya se acerca, esconde en sí misma la luz de la vida.
Padre bueno, que valoremos los pequeños y grandes sacrificios de caminar tras Jesús. Gracias por los mártires de nuestro tiempo. Ellos nos muestran que el evangelio de la Vida es siempre más fuerte que la muerte y la injusticia.
Canto
X estación:
“JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
"Después de clavar a Jesús en la cruz, los soldados tomaron sus vestidos y los dividieron en cuatro partes, una para cada uno de ellos. En cuanto a la túnica, tejida de una sola pieza de arriba abajo sin costura alguna, se dijeron:«No la rompamos, echémosla más bien a suertes, a ver a quién le toca.» Así se cumplió la Escritura que dice: Se repartieron mi ropa y echaron a suertes mi túnica. Esto es lo que hicieron los soldados."
Palabra de Dios (Jn. 19, 23-24)
Llegamos al calvario. Jesús, agotado y exhausto, es desnudado delante de la multitud. Queda en la pobreza, la desnudez y el desamparo. Jesús, desnudo, herido, desolado al pie de la cruz, se hace solidario de tantos hombres y mujeres despojados de sus derechos a lo largo de la historia.
La ambición de “tener”, domina a los soldados. El hombre no importa, lo que vale son las cosas. Dramático paralelo con nuestro tiempo donde millones de hombres sufren por la ambición descontrolada de unos pocos y la escandalosa injusticia institucionalizada del sistema económico internacional.
Seguimos en este camino de la cruz con Jesús pidiendo perdón por las veces que no lo descubrimos en el rostro de los marginados y pidiéndole revestirnos de él; revestirnos de solidaridad que puede cubrir la muchedumbre de nuestros pecados, y puede devolver la dignidad al que ha sido despojado.
Presentamos nuestras intenciones respondiendo a cada una: “Perdónanos Señor”
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Por tantas veces que nos hemos conmovido ante tu recuerdo o imagen de niño recién nacido, pobre y desnudo en el pesebre y no nos hemos conmovido por tantos niños que nacen en la miseria y despojados de toda posibilidad de vivir dignamente, oremos…
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Por tantas veces que nos hemos conmovido al verte desnudo en la cruz, sin conmovernos por tantos hombres despojados de su dignidad, de sus derechos, de sus posibilidades de vivir como seres humanos, oremos…
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Por nuestra insensibilidad ante la miseria de cerca o de lejos, de pueblos indígenas, de naciones enteras, que nos hemos acostumbrado a ver como espectáculo televisivo, oremos…
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Por nuestras complicidades con sistemas jurídicos que excluyen a los trabajadores, a los jubilados, a los débiles, a los ignorantes; privándolos de lo que les corresponde, oremos…
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Por nuestro cansancio y abandono, por nuestras renuncias a querer cambiar las cosas por la fuerza de la solidaridad, oremos…
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Por nuestros despilfarros, gastos superfluos, consumismo estéril, mientras cada vez más gente está privada de todo, oremos…
Canto
XI estación:
“JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, lo crucificaron junto a dos ladrones, no a su derecha y otro a su izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: “Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es Mesías de Dios, el Elegido!”. También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: “Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!”. Sobre su cabeza había una inscripción: “Este es el rey de los judíos”.
Palabra de Dios (Lc 23,33-34ª.35-38)
Clavado en la cruz espera pacientemente el momento de dar la vida. En su dolor tiene tiempo pata los que lo rodean. Su compasión no tiene límites. Abandonado y humillado pide perdón por quienes lo están matando. Es el punto máximo del amor: el perdón. Sólo Jesús es capaz de semejante demostración de amor. Desinteresado, despreocupado y descentrado de sí mismo. Su pensamiento gira en torno a quienes lo rodean: Padre, perdónalos.
Para aplicar a la vida:
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Para Jesús, perdonar a sus enemigos es una exigencia del amor. ¿Cómo actuamos nosotros con las personas que no nos caen bien, que no piensan como nosotros, y aun con aquéllas que nos hacen mal?
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Jesús muere por nuestros pecados, personales y sociales. ¿Qué situaciones de pecado de nuestra sociedad empujan los clavos de Jesús?
Padre bueno, Jesús cargó con nuestro pecado, llevó adelante nuestras faltas
para liberarnos del mal. Haz que vivamos en espíritu de conversión permanente.
Canto
XII estación:
“JESÚS MUERE EN LA CRUZ”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del Templo se rasgó por el medio. Jesús, con un grito, exclamó: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Y diciendo esto, expiró”.
Palabra de Dios (Lc 23,44-49)
Señor Jesús, has muerto y ya no estás con nosotros. No pudimos reconocerte, no nos dimos cuenta que tú eras el Mesías, no creímos que tú eras el Hijo de Dios… Como nos cuesta creer, como nos cuesta confiar, nuestra esperanza se nos va desvaneciendo… Nuestro Salvador ha muerto… No sabemos que hacer, en quien esperar, todo parece un fracaso, parece como que si todo terminara aquí, en este hecho de la cruz… pero nos queda confiar en aquel que solamente puede darnos una respuesta y una solución a esto, esperar en el Padre Dios…
Momento de silencio. (Invitar a ponerse de rodillas, los que pueden)
Padre bueno, ante la cruz de Jesús, me comprometo a vivir anunciando el Evangelio
y construyendo el Reino donde Tú me llames a servir.
Canto
XIII estación:
“JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y ENTREGADO A SU MADRE”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Llegó entonces un miembro del Consejo, llamado José, hombre recto y justo, que había disentido con las decisiones y actitudes de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. Fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro cavado en la roca, donde nadie había sido enterrado aún”.
Palabra de Dios (Lc 23,50-53)
Han devuelto a las manos de la Madre, el cuerpo sin vida del Hijo. El Evangelio no habla de lo que ella experimentó en aquel instante. La Virgen, de la fidelidad a la Palabra de Dios. María, presente en la cruz y presente junto a cada uno de nosotros. Contagiándonos su fidelidad y su fortaleza para seguir a Jesús. Al pie de la cruz, la Virgen fiel nos enseña que ella acompaña a todos los que buscan a su hijo. Ella también es nuestra madre para siempre. María observa cómo descienden el cuerpo de su hijo amado. Aparentemente, el justo ha fracasado y la muerte ha vencido una vez más.
Señor Jesús, mueres como uno de tantos, como uno más, y eres depositado en un sepulcro. Nos queda esperar, tus discípulos y amigos, no pueden creer como terminó todo. Parece que no hay nada más, que todo fue una ilusión, el esfuerzo fue en vano, ya no hay más nada que hacer. Pero el Padre Dios mostrará su gloria al resucitarte y allí encontraremos el sentido de nuestra fe. Seguimos caminando y esperando en Dios, nuestra única esperanza.
Presentamos nuestras intenciones respondiendo a cada una: “Danos esperanza, Señor”
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Porque a veces nos parece que todas las cosas andan mal y que ya no vale la pena intentar cambiar nada, oremos…
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Porque pareciera que en todas partes han muerto las utopías, se acabaron los ideales y en todo el mundo triunfan los inescrupulosos, los corruptos, los poderosos, oremos…
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Porque pareciera que nadie valora los esfuerzos cotidianos, el trabajo honesto, la solidaridad de los humildes, oremos…
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Porque la muerte pareciera ganar la lucha y van quedando sepultadas todas las esperanzas, oremos…
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Porque a nuestros jóvenes se los quiere intoxicar no solo con drogas sino también con el consumismo, la pornografía, la violencia, para que no sueñen con un mundo distinto y mejor, oremos…
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Por el dolor de tener que sepultar seres queridos, oremos…
Canto
XIV estación:
“JESÚS ES SEPULTADO”
Te Adoramos CRISTO y te Bendecimos.
Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
"Estaban tan asustadas que no se atrevían a levantar los ojos del suelo. Pero ellos les dijeron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?.No está aquí. Resucitó. Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea."
Palabra de Dios (Lc 24, 5-6)
Jesús es enterrado. Ha muerto. Pero el plan de salvación triunfa: Cristo resucita!!!
"Si hemos muerto con él, viviremos con él" (2 Tim. 2,11). De la muerte nace la vida, del sufrimiento y la frustración surge la esperanza. Nos ha liberado del pecado y de la muerte. Donde el mundo ve frustración y sin sentido, Dios hace estallar la vida. Nuestra esperanza no fue en vano. ¡Jesús Vive! Dios lo resucitó y nos muestra que la muerte fue vencida por la vida.
Luego de la Resurrección, los discípulos dieron sus vidas por este proyecto salvador de Jesús. Él nos llama hoy a continuar esa misión, como lo hicieron los apóstoles. Nos ha dejado su Espíritu para que seamos sus testigos, para que tengamos coraje en el enuncio del Evangelio, para que nuestro testimonio sea verdadero. La Resurrección nos debe quitar de la indiferencia, del individualismo, de la hipocresía. Nos enseña a valorar la vida, y a ser defensores de ella. Nos pone en camino, nos hace servidores de los hermanos, solidarios del que más necesita, constructores y protagonistas de la historia que hoy nos toca vivir en nuestro país…
El Documento de Puebla nos muestra cuáles son los rostros de nuestro tiempo a los que debemos atender (DP 32). La situación de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela:
Rostros de niños, golpeados por la pobreza desde antes de nacer, por obstaculizar sus posibilidades de realizarse a causa de deficiencias mentales y corporales irreparables, los niños vagos y muchas veces explotados, de nuestras ciudades, fruto de la pobreza y desorganización moral familiar;
rostros de jóvenes, desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad; frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, por falta de oportunidades de capacitación y ocupación;
rostros de indígenas y con frecuencia de afroamericanos, que viviendo marginados y en situaciones inhumanas, pueden ser considerados los más pobres entre los pobres;
rostros de campesinos, que como grupo social viven relegados en casi todo nuestro continente, a veces, privados de tierra, en situación de dependencia interna y externa, sometidos a sistemas de comercialización que los explotan;
rostros de obreros, frecuentemente mal retribuidos y con dificultades para organizarse y defender sus derechos;
rostros de subempleados y desempleados, despedidos por las duras exigencias de crisis económicas y muchas veces de modelos de desarrollo que someten a los trabajadores y a sus familias a fríos cálculos económicos;
rostros de marginados y hacinados urbanos, con el doble impacto de la carencia de bienes materiales frente a la ostentación de la riqueza de otros sectores sociales;
rostros de ancianos, cada día más numerosos, frecuentemente marginados de la sociedad del progreso que prescinde de las personas que no producen.
Esta es la realidad en la que estamos insertos y en la que estamos llamados a dar testimonio de la resurrección de Jesús. Vayamos a dar testimonio de la Esperanza, Cristo Vive y está a nuestro lado, al lado del más pobre y enfermo, no tengamos miedo, ÉL VENCIO!!!
Canto final
Fuente: Fray Jorge Cittadini, Ofm Capuchinos. A él nuestro agradecimiento