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sábado, 16 de abril de 2016

"Padre Pio: encontrar sentido a nuestra cruz" por el Padre Javier Soteras*



Primera Carta de San Pablo a los Corintios 1, 18-24

18 El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan -para nosotros- es fuerza de Dios.
19 Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios y rechazaré la ciencia de los inteligentes.
20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el hombre culto? ¿Dónde el razonador sutil de este mundo? ¿Acaso Dios no ha demostrado que la sabiduría del mundo es una necedad?21 En efecto, ya que el mundo, con su sabiduría, no reconoció a Dios en las obras que manifiestan su sabiduría, Dios quiso salvar a los que creen por la locura de la predicación.
22 Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría,
23 nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos,
24 pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados, tanto judíos como griegos.


Como base para la catequesis de hoy voy a tomar la homilía de Juan Pablo II de canonización de San Pío de Pietrelcina. Siguiendo la vida de éste santo contemporaneo a nosotros, Juan Pablo II que recibió proféticamente según atestigua la historia cuando era sacerdote por el Padre Pío la mirada sobre su pontificado decía en un primer punto de aquella homilía citando el texto de Mateo 11,30 mi yugo es suave y mi carga ligera. Estas Palabras de Jesús a los discípulos nos ayudan a comprender el mensaje más importante de la vida del Padre Pio. Podemos de hecho considerarlas en un cierto sentido como una síntesis de toda la existencia del Padre Pío.

El peso de la cruz no fue en el sin sentido. El peso de la cruz tuvo el sentido propio que tienen los que son capaces de asociar su dolor al misterio de Cristo crucificado y descubren que todo sufrimiento en Cristo lejos de ser estéril se transforma en una fuente de vida y en éste sentido el yugo se hace suave y liviano en cuanto en que se coparticipa en el momento mismo de la recreación de la humanidad con asociar a los dolores que les falta al misterio pascual de Jesús los propios dolores y entonces en relación de amistad con el Señor podemos sentirnos copartícipes con El de la tarea de la redención. La imagen evangélica del yugo evoca las muchas pruebas por las que el Padre Pío tuvo que pasar.

Hoy contemplamos en el lo dulce de esas pruebas. De las pruebas de Cristo en su vida y como fue de ligera esa carga cuando nosotros descubrimos en El y sentimos la llamada de llevarla con amor y fidelidad. La vida y la misión del Padre Pío testimonian que las dificultades y los dolores si se aceptan por amor se transforman en un camino privilegiado de plenitud. Si uno lee las Bienaventuranzas descubre en ese decálogo de plenitud como es posible en el gozo y la felicidad en medio de un hecho real de que debemos hacernos cargo, la vida del hombre está marcada por el dolor. Felicidad y dolor son posibles desde la perspectiva de las Bienaventuranzas: felices los que lloran,los perseguidos, los injuriados, los que trabajan por la paz y luchan por tener limpio el corazón. Todos esos modos de vivir suponen entrega, sacrificio, dolor, cruz, sin embargo en medio de ella es posible el gozo y la felicidad. Hay plenitud de vida en el espíritu cuando nosotros entregamos en la vida del Espíritu lo que más nos pesa y duele, lo que más marcó por el signo del dolor nuestra vida por eso hoy queremos compartir nuestras cruces y especialmente aquellas en las que no pudimos terminar de reconciliarnos con el sufrimiento y el dolor para que en éste día de Gracia que supone la celebración del Padre Pío recibamos el don de saber asumir con grandeza lo que tendió a aplastar nuestra vida y descubrir que allí donde estaba un tropiezo  en realidad lo que había era una piedra desde donde comenzar a ponernos de pie desde otro lugar frente a lo que hasta ahí no tenia sentido, el dolor y la muerte

En cuanto a mi, dice Gálatas 6,14, y desde ese lugar también entendemos no solamente la perspectiva de Pablo sino la del Padre Pío, Dios me libre de gloriarme sino es en la cruz de Cristo
La gloria de la cruz es la que más resplandece en el Padre Pío de Pietrelcina. Es actual la espiritualidad de la cruz vivida por el Padre Pío. Nuestro tiempo, decía Juan Pablo II, necesita redescubrir su valor para abrir el corazón a la esperanza. En toda su existencia el Padre Pío busco siempre una mayor conformidad con el Crucificado teniendo una conciencia muy clara de haber sido llamado a colaborar de manera particular con la obra de la redención. Aquello que Pablo dice: completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo Jesús el Padre Pío lo vivió en plenitud. Sin ésta referencia constante a la cruz no se puede comprender la vida de éste santo, ni la vida de cualquier cristiano. En el plan de Dios la cruz constituye el autentico instrumento a través    del cual nos llega la Gracia de la plenitud para toda la humanidad. El camino explícitamente propuesto por el Señor para los que invita a seguirlo: quien quiera seguirme,dice Jesús, que cargue con su cruz. Lo comprendió muy bien, decía Juan Pablo II, el santo fraile de Gárgano quien en la fiesta de la Asunción en 1914 escribía: para alcanzar nuestro último fin hay que seguir al divino jefe quien quiere llevar al alma elegida por un solo camino, el camino que El siguió, el de la abnegación, el de la cruz.

En el libro de Jeremías capítulo 9 verso 23 Dios dice por boca del profeta: yo soy el Señor actúa con misericordia. El misterio de la cruz en la vida de Cristo y en los que se asocian a Jesús en la Pascua suya termina por traducirse en gestos de amor y de misericordia. El Padre Pío ha sido en éste sentido por su misterio de estar asociado a la Pascua de Cristo en la cruz un generoso servidor de la misericordia ofreciendo su disponibilidad a todos tanto en las obras de caridad como en el hospital creado para los que la guerra iba dejar maltrechos cuanto en el ministerio del sacramento de la reconciliación sobre todo ha sido en el confesionario donde aparecen estos rasgos característicos de su apostolado. Atraía innumerables muchedumbres de fieles al Convento de San Giovanni Rotondo. Era rustico como un buen trabajador de la madera, un evanista, así ha obrado el Padre Pío en muchos corazones con la laboriosidad propia del que le quita a la madera todo lo desparejo. Había en la vida del Padre Pío mucha dureza, mucha firmeza y al mismo tiempo mucha dulzura mezclada en ese rostro a veces tosco, duro con el que trataba al que se acercaba a el para recibir por parte del Padre la reconciliación y misericordia.

El Señor es mi único bien. Pareciera que fuera ésta la razón de sostén de la vida del Padre Pío en su servicio apostólico tan entregado y sacrificado, la raíz profunda de tanta fecundidad espiritual se encuentra en ésta intima y constante unión con Dios que testimoniaban elocuentemente las largas horas que pasaba en oración. Le gustaba repetir:yo soy un pobre fraile que reza. Rezaba cinco veces el rosario completo: misterios de gozo, dolor y gloria. Siempre estaba con el rosario en la mano y el escribiendo acerca de como era en su diario el proceso de oración suya. Cuatro horas de contemplación del misterio pasaba frente al Santísimo en adoración. También cuenta el que cuando confesaba y podía ver cerca al Santísimo Sacramento reservado tenía una profunda comunión cuando confesaba con ese misterio de Jesús puesto allí para ser adorado y contemplado. Decía el Padre Pío respecto de la oración: la oración es la mejor arma que tenemos, una llave que abre el corazón de Dios y el corazón de los hombres. Esta característica de su ministerio, de su vida espiritual es propia  en los grupos de oración del padre Pío, los que el fundó y le ofrecen a la Iglesia, como decía Juan Pablo II,y a la sociedad una formidable contribución de una oración incesante y confiada. El padre Pío unía a la oración una intensa actividad marcada por la caridad de la que es expresión extraordinaria la Casa de alivio para los que sufren. Oración, caridad es una síntesis sumamente concreta de la enseñanza del padre Pío que hoy vuelve a proponerse a todos

   Padre Javier Soteras
* Director de Radio María, Argentina

miércoles, 6 de abril de 2016

Exhortaciòn "La Misericordia" por Fr. Luis Arrom*, Franciscano Capuchino


La Misericordia de Dios, es uno de los nombres del amor de Dios, el amor tiene muchos matices y muchas dimensiones, una es la Misericordia, que sería el atributo del amor de Dios que más nos atañe a nosotros.  Misericordia,  en latín significa, tener el corazón hacía la miseria, por tanto, cuando amas a alguien con misericordia, amas a alguien desvalido,  pobre, miserable, en ese sentido, podríamos pensar,  que no siempre amamos con misericordia; podemos amar,  con amor de profunda admiración, o con amor de mutua complacencia. Cuando nosotros amamos a Dios, y nos alegramos, de que Él, sea infinitamente grande y bueno, no lo amamos con misericordia, sino que lo amamos con admiración, con espíritu de alabanza.

La palabra Misericordia,  con este significado, aparece mucho en las Sagradas escrituras, es una  traducción latina de vocablos hebreos, que expresan esta noción de misericordia, pero con matices, con una riqueza que nosotros no podemos percibir en una traducción normal de la Biblia. La Misericordia, en muchas ocasiones es sinónimo en la Biblia, de entrañas de madre, incluso designa el útero de una madre, cuando un hebreo escucha esta palabra, ya sabe que se está hablando del amor que una madre tiene por su niño,  que ha tenido en su vientre y que ha dado a luz.

La Misericordia, la traducimos también por expresiones hebreas que significan, el amor fiel, el amor que siempre está a tu lado. De hecho la Virgen María, expresa como Madre ese tipo de amor, la Virgen está junto a su Hijo en la Cruz, es un amor fiel, y evidentemente es un amor de Madre.

Es muy bonito, que el pueblo de Israel, invocará este amor de Dios, este amor materno, que nosotros traducimos como Misericordia. El amor materno, es un amor que ama, mucho más de lo que es amado a menudo, es un amor que ama porque ama, cuando amas a tu hijo, sobre todo cuando no se porta bien, es un amor a fondo perdido, lo quieres porque es tu hijo, no porque haga algo por tí, incluso puede ser al contrario, pero no puedes no quererlo, porque  es tu hijo.

Así la Biblia, nos quiere presentar el amor de Dios, por eso no es cierto, eso que muchas veces se dice, de que el Dios del Antiguo Testamento, es el Dios de la severidad, y el Dios del Nuevo, es el Dios de la Misericordia; es verdad que Jesucristo remarca de una manera muy fuerte, la Misericordia de Dios, pero ni en Jesús, está ausente la justicia, ni la Misericordia, está ausente en el Antiguo Testamento, ni mucho menos. Alguna de las expresiones más conmovedoras de esta ternura de Dios, están en  las páginas del Antiguo Testamento. Hay aquel texto del profeta  Isaías,  que dice ¿ puede una madre olvidarse del fruto de su vientre...? pues aunque eso pasara, yo no te olvidaría, es el capítulo 29, del profeta Isaías, versículo catorce, también en el profeta Oseas, el Señor se expresa con esa ternura, y dice. “... Cuando Israel era pequeño, yo le enseñaba a caminar, lo cogía entre mis brazos, apoyaba mi mejilla contra la suya...”;  son una serie de expresiones en las que Dios, expresa una fuerte ternura por su pueblo de Israel, incluso en una ocasión le dice a su pueblo Israel: “ ¿ Cómo te voy a castigar si se me remueven las entrañas...?” . Es una madre que sufre por su hijo, que se ve obligada a reprenderlo a castigarlo, por su  bien, para que vuelva con Él, para que vuelva a vivir de una manera prudente, para que no se auto destruya, pero en el fondo, en todas esas reprensiones que hace Dios a su pueblo, hay un amor entrañable, de Madre.

El  Dios, que aparece en las páginas de la Biblia, no es un Dios pagano, que desea que los hombres le sirvan con sacrificios, que le den culto, le honren, simplemente porque tiene un ego enorme, infinito. El Dios del Antiguo Testamento da unas reglas a su pueblo, para que viva de manera prudente y feliz, para que viva de una manera auténticamente humana,  para que viva como un hijo suyo; y si el Dios del Antiguo Testamento, el Dios de Israel, manifiesta dolor, enojo, decepción, son sentimientos humanos, que quieren decir que el Dios de la Biblia,  no es un Dios insensible, sino que es un Dios, que nos ama profundamente, como una madre, que no soporta que su hijo se auto destruya, y que ya no sabe qué hacer, para que su hijo reaccione. Sería  inacabable, citar todos los textos del Antiguo Testamento, que hablan de la Misericordia de Dios; cuando Dios se revela a Moisés, en el Sinaí, le dice:
” Lento en la colera, rico en misericordia...¨

También  hay Salmos que nos hablan de una manera muy especial de la Misericordia de Dios, el Salmo 136, es una letanía a la Misericordia de Dios, va citando,  lo que Dios ha hecho por la creación: “ Al que hizo el sol, la luna, las estrellas, alabadlo, porque es eterna su misericordia...” luego va citando lo que hizo Dios por el pueblo de Israel, : “ Lo liberó de la esclavitud...” y va repitiendo a modo de letanía: “ ...porque es eterna su Misericordia”. Por tanto Dios, ya se revela desde el inicio, como el Dios de la Misericordia,  el Dios, que tiene entrañas, que tiene piedad, que ama a aquel que muchas veces no le es fiel, que ha caído en la miseria del pecado, pero le ama.

Esta Misericordia de Dios, no es solamente una Misericordia perdonadora, sino que es una Misericordia, vivificadora, comunica la vida, salvadora,  Dios perdona, pero Dios, también comunica la fuerza para vivir de una manera buena, justa. Dios te transforma.

En la vida de Jesús, aparece constantemente la Misericordia de Dios, constantemente,  Jesús cura  enfermos, y libera poseídos, movido por su Misericordia. Jesús, vive encuentros personales, con la gente movido por sus Misericordia, Jesús acoge a los pecadores movido por la Misericordia. Las páginas del Evangelio, están llenas de esta Misericordia de Jesús. Me viene ahora a la memoria, como antes de la multiplicación de los panes, Jesús vio aquella multitud,  y sintió, nos dice el evangelista San Mateo, que se le removieron las entrañas, le dio pena, aquella gente, porque las encontraba como ovejas sin pastor.  Dice a sus apóstoles: “  siento compasión de esta  gente. Dadles de comer. “

Cuando cura a los enfermos, cuando Jesús, se encuentra con aquel leproso que le dice: “ Señor Jesús, si quieres me puedes limpiar...”, nos dice el evangelista: “ Compadecido, lleno de misericordia, Jesús lo tocó, y le  dice.” ...si quiero, y se limpió”.  También, hay milagros que Jesús, los obró, movido por la Misericordia, por la compasión, por ejemplo, la multiplicación de los panes y de los peces, lo hizo por compasión, nadie se lo pidió; otro la resurrección del hijo de Naín, nadie le dijo que hiciera nada por aquel chico, pero cuando Jesús vio el féretro,  y el cortejo fúnebre y a la madre viuda, llorando a su único hijo, nos dice San  Lucas, que Jesús se sintió conmovido, y lo resucita, y no se lo piden.

Jesús actúa, movido por compasión. También la Misericordia de Jesús, puede actuar gracias a la fe, le decía Jesús a Santa Faustina, que la manera que tenemos de acceder a la Misericordia de Jesús es la confianza y la misericordia, que nosotros tengamos con nuestro prójimo, esto aparece constantemente en las páginas del Evangelio, gracias a la fe, y a la Misericordia del Padre, Jesús puede curar, resucitar, liberar, pero necesita esta fe. Cuando Jesús cura, muchas veces no se limita sólo a curar al enfermo, Jesús,  desea un encuentro con esa persona que ha curado, y ese encuentro siempre transparenta una gran Misericordia; por ejemplo,  cuando Jesús cura a aquella mujer que perdía sangre,  que le toca el manto, y queda curada,  Jesús busca a la mujer: “ ¿ Quién me ha tocado...? “, porque quiere hablar con ella, quiere verla, y Jesús, le dice: “ Hija, ten confianza, tu fe es grande, tu fe te ha salvado”.

Leí, hace poco un libro, que examinaba los evangelios, traducidos a la lengua siríaca, una lengua muy parecida a la que habló Jesús. Los Evangelios, fueron escritos en griego, pero los cristianos de Siria, los tradujeron a su lengua, parecida a la que hablaba Jesús, y este autor dice, que en este momento, Jesús utiliza unas palabras de gran ternura con esta mujer, alaba su confianza, y no la llama hija, la llama con un apodo cariñoso, la llama pequeñita,  bonita... Jesús era alguien lleno de ternura, con los pobres, con los pequeños,  igual que  cuando resucita a la hija de Jairo, y le dice : “ Corderito levántate...”; Jesús era alguien lleno de ternura, de compasión, hacía lo pequeño, hacia lo frágil.

Aparece de una manera eminente, la Misericordia de Jesús, con los pecadores.  Una Misericordia, llena de  delicadeza, por ejemplo, cuando Jesús, se invita a casa de Zaqueo, Jesús, no le dice a  Zaqueo,. “ Mira Zaqueo, se que eres un estafador, pero Dios te perdona, Dios te quiere...”, no se lo  dice, simplemente se auto invita a su casa, y este auto invitarse sirve para Zaqueo, que se pregunta, cómo es posible que este hombre santo, quiera dormir bajo mi mismo techo, cómo es posible, que no tenga miedo a contaminarse, que no tenga miedo a las críticas que le van a hacer. Se sintió tan querido por Jesús, que este  hombre cambió, y dijo: “ Mira a partir de ahora, voy a dar la mitad de mis bienes, a los pobres, y  evidentemente a devolver lo que he estafado”,  esto es lo que  hace la Misericordia de Jesús.

También, recordáis aquel episodio de aquella mujer pecadora que mojaba los pies de Jesús, con sus lágrimas, los ungía con perfumes, y los llenaba de besos, aquella mujer, se ha  sentido tan amada, tan respetada por Jesús, que no sabe como agradecérselo, nadie la había tratado de esa manera, es una Misericordia, que no la humilla, que le abre las puertas a la vida, por eso la  Misericordia de Dios, es una atributo divino, la Misericordia, es fuente de vida, y la falta de Misericordia, es fuente de muerte,  la Misericordia, le permite a esa mujer, ser una mujer nueva, pura,  santa.

La Misericordia, Jesús la manifestó muchas veces comiendo con pecadores, cobradores de impuestos, y gente de mala reputación, pero hay una cosa, muy interesante, porque San Lucas, nos dice que en una ocasión, en que Jesús comía con esta gente,  y le criticaban,  Jesús justifica su conducta, explicándonos cómo es Dios. Jesús nos dice: “ Si Dios es así, no os ha de sorprender que yo actúe así”, de esta manera Jesús, nos está diciendo, que sus manera de actuar, es la manera de actuar propia de Dios, nunca hemos de  pensar que Jesús, es de una manera y Dios de otra, eso es absurdo. Jesús es la imagen  humana de nuestro Padre del Cielo, quien ve a Jesús ve al Padre.

La Misericordia, de Jesús, es la Misericordia del Padre, por eso Jesús, nos contará la parábola del hijo pródigo, que nos  habla de una manera muy elocuente de la Misericordia del Padre. El Padre recibe a su hijo, con una amor sin condiciones, su hijo se ha portado muy mal con él, conocemos de sobra la parábola,  le ha pedido la herencia antes de que se muera, la ha malgastado,  tendría mucha razón el padre, si dijera: “ Mira hijo yo te perdono, pero  me tienes que devolver lo que te di, vas a trabajar,  unos  cuantos años y me lo devuelves”; pero el padre no hace eso, le recibe, le besa, no le deja acabar sus excusas, su hijo quiere darle una larga explicación, y él no le deja, sólo le abraza y lo besa, y le prepara un gran banquete, le da ropa nueva. Ese hijo resucita de verdad. Dios no le reclama ninguna deuda.


         Nos  cuesta mucho a nosotros entender eso, porque no somos así,  y sin embargo  Jesús nos va a pedir que seamos así, en el sermón de la montaña, por ejemplo, Jesús el atributo divino que más  subraya es la Misericordia, porque cuando Jesús , dice: “ Sed perfectos, como vuestro Padre Celestial es perfecto...” la perfección que Jesús nos pide que imitemos, es la Misericordia, porque Jesús dirá: “ Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, tratad bien a los que os tratan mal...” y nos dirá la razón: “ Porque así es vuestro Padre que está en los cielos...” y Jesús descubre la Misericordia de su Padre a través de la  Creación, dirá: ” Mirad, si vuestro Padre hace salir el sol, sobre buenos y malos, y envía la lluvia sobre los pecadores y los justos. Su Amor no tiene límites, sed igual que Él”.

¿ Por qué el Padre es la fuente de Misericordia..? Porqué es la fuente de la vida, si nos fijamos el rencor y el resentimiento, son fruto de nuestra naturaleza caída, y de nuestra naturaleza animal,  tenemos miedo de que nos vuelvan a hacer daño, tenemos la necesidad de agredir a quien nos ha agredido, pero hacer el bien a quien me hace el mal, hacer el bien, a quien no me gusta, eso implica  una vida, una fuerza interior, que es divina, y Dios tiene esa plenitud, Dios, sólo puede dar vida, porque es pura bondad, es pura vida, es pura luz, Jesús querría que nosotros nos pareciéramos a nuestro Padre Celestial, que sintonizáramos con esa fuente de vida, con nuestro  Creador, por eso nos pide imitar este atributo divino, que es el atributo divino de la Misericordia.

Jesús, morirá practicando esta misma Misericordia, que nos enseña.  por eso, cuando  Jesús, está clavado en la Cruz, dirá: “ Padre Perdónales, porque no saben lo que hacen...”, Jesús pide al Padre Perdón, por los enemigos, incluso los excusa: “ ...no saben lo que hacen, no saben que matan al Mesías, perdónales, dales una nueva oportunidad”.

Es tan misericordioso Jesús, que incluso pide perdón por sus asesinos, porque “ no saben lo que hacen...”

* Fr. Luis Arrom acompaña los Grupos de Oraciòn de Padre Pio en Palma de Mallorca , España.
   Damos gracias por su vida y pedimos una oraciòn por èl