La señorita Cleonice Morcaldi cuenta:
«El 2 de septiembre de 1968, pregunté al Padre cómo tendría que agradecer al Señor el haber dado a la Iglesia, al mundo, el primer sacerdote estigmatizado. No respondió. Dije entonces: “Padre, he pensado en rezar 58 Gloria Patri o 58 Magnificat ante Jesús Sacramentado. Entonces me respondió: “Reza el Magnificat”».
Algunos días antes de su bienaventurada muerte, invitado a decir una palabra final, exhortó así: «Amad a la Virgen María y haced que la amen. Rezad cada día el santo rosario».
He aquí el testamento espiritual de San Pío de Pietrelcina: el Magnificat y el santo rosario.
de "LA PRESENCIA MATERNA DE MARÍA EN LA VIDA DEL PADRE PÍO " - Fr. GERARDO DI FLUMERI