Un hombre de Dios al servicio de los hombres

Un hombre de Dios al servicio de los hombres

Diciembre: días 29 al 31.


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29.  Cuando llegue nuestra última hora y cesen los latidos de nuestro corazón, todo habrá terminado para nosotros y también el tiempo de merecer y de desmerecer. Tal como nos encuentre la muerte, nos presentaremos a Cristo juez. Nuestros gritos de súplica, nuestras lágrimas, nuestros suspiros de arrepentimiento, que, todavía en la tierra, nos habrían ganado el corazón de Dios y con la ayuda de los sacramentos nos habrían podido cambiar de pecadores en santos, en ese momento ya no sirven para nada; el tiempo de la misericordia ha terminado y comienza el tiempo de la justicia (Epist.IV, p.876).

30.  Es difícil hacerse santos. Difícil pero no imposible. El camino de la perfección es largo, como es larga la vida de cada uno. El consuelo es el descanso en el camino; pero, apenas recuperados, hay que levantarse con rapidez y reemprender la carrera (AP).

31. La palma de la gloria está reservada para el que combate con valentía hasta el fin. Comencemos, pues, este año, nuestro santo combate. Dios nos asistirá y nos coronará con un triunfo eterno (Epist.IV, p.879).
 (Tomado de BUONA GIORNATA de Padre Pio da Pietrelcina)
Traducción del italiano: Elías Cabodevilla Garde


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