22. Jesús Niño sea la estrella
que te guíe a través del desierto de esta vida (AP).
23. La fe también nos guía a
nosotros. Y nosotros, detrás de su luz, seguimos seguros el camino que nos
conduce a Dios, a su patria; como los santos magos, que, guiados por la
estrella, símbolo de la fe, llegaron al lugar deseado (Epist.IV,
p.886).
24. Tu entusiasmo no sea amargo
ni puntilloso, sino libre de todo defecto; que sea dulce, benigno, gracioso,
pacífico y animoso. ¡Ah!, mi buena hija, ¿quién no ve en el querido y pequeño
Niño de Belén, a cuya venida nos estamos preparando, quién no ve, digo, que su
amor por las almas no tiene parangón? El viene a morir para salvar, y es tan
humilde, tan dulce, tan amable (Epist.III, p.465s.).
25. Vive alegre y animosa, al
menos en las facultades superiores del alma, en medio de las pruebas en las que
el Señor te pone. Vive alegre y animosa, repito, porque el ángel, que preconiza
el nacimiento de nuestro pequeño Salvador y Señor, anuncia cantando y canta
anunciando que él promulga alegría, paz y felicidad, a los hombres de buena
voluntad, para que no haya nadie que ignore que, para recibir a este Niño,
basta ser de buena voluntad (Epist.III, p.466).
26. Jesús desde su nacimiento
nos indica nuestra misión, que es la de despreciar lo que el mundo ama y busca (Epist.IV,
p.867).
27. Jesús llama a los pobres y
sencillos pastores por medio de los ángeles para manifestarse a ellos. Llama a
los sabios por medio de su misma ciencia. Y todos, movidos por la fuerza
interna de su gracia, corren hacia él para adorarlo. Nos llama a todos nosotros
con divinas inspiraciones y se nos comunica a nosotros con su gracia. ¿Cuántas
veces nos ha invitado amorosamente también a nosotros? Y nosotros ¿con qué
prontitud le hemos correspondido? Dios
mío, me ruborizo y me lleno de confusión al tener que responder a esta pregunta
(Epist.IV, p.883s.).
28. Los mundanos, enfrascados
en sus negocios, viven en la obscuridad y en el error, y no se preocupan de
conocer las cosas de Dios, ni piensan en su salvación eterna, ni tienen prisa
alguna por conocer la venida de aquel Mesías esperado y suspirado por las
naciones, profetizado y anunciado por los profetas (Epist.IV, p.885).
(Tomado de BUONA GIORNATA de Padre Pio da
Pietrelcina)
Traducción del italiano: Elías Cabodevilla Garde