17. Nada más repelente en una
mujer, sobre todo si es esposa, que ser ligera, frívola y altanera. La esposa
cristiana debe ser mujer de sólida piedad para con Dios, ángel de paz en la
familia, y digna y agradable con el prójimo
(AP).
18. Dios me ha dado mi pobre
hermana y Dios me la ha quitado. Sea bendito su santo nombre. En estas
exclamaciones y en esta resignación encuentro fuerza suficiente para no
sucumbir bajo el peso del dolor. A esta aceptación de la voluntad divina os exhorto
también a vosotros y encontraréis, igual que yo, el alivio en el dolor (Epist.IV, p.802).
19. ¡La bendición de Dios os
sirva de ayuda, apoyo y guía! Formad una familia cristiana, si queréis un poco
de tranquilidad en esta vida. El Señor os dé hijos y después la gracia de
orientarlos por el camino del cielo (AP).
20. ¡Animo, ánimo! Los hijos no son clavos (AP).
21. Anímese, pues, valerosa
señora. Anímese, porque la mano del Señor, al sostenerla, no se ha quedado
corta. ¡Oh!, sí, él es el Padre para todos; pero lo es, de modo especialísimo,
para los desgraciados; y de modo todavía mucho más singular lo es para usted,
que es viuda y viuda madre (AdFP, 466).
22. Ponga en solo Dios todas
sus preocupaciones, pues él tiene cuidado especialísimo de usted y de esos tres
angelitos de hijos con que la ha querido adornar. Esos hijos, por su conducta,
serán su apoyo y consuelo a lo largo de su vida. Preocúpese siempre de su
educación, no tanto científica cuanto moral. Téngalos en su corazón y quiéralos
más que a las niñas de sus ojos. A la educación de la mente, mediante buenos
estudios, procure unir siempre la educación del corazón y de nuestra santa
religión; aquélla sin ésta, mi buena señora, causa una herida mortal al corazón
humano (AdFP, 467).
23. ¿Por qué el mal en el mundo?
Escucha con atención... Es una mamá que está bordando. Su hijo,
sentado en un pequeño taburete, contempla su trabajo pero al revés. Ve los
nudos del bordado, los hilos revueltos... Y dice: Mamá, ¿se puede saber lo que
haces? ¡Se ve poco claro tu trabajo!
Entonces la mamá baja el bastidor y enseña la parte buena del trabajo.
Cada color está en su sitio y la variedad de los hilos se ajusta a la armonía
del dibujo.
¡Eso! Nosotros vemos el revés del bordado. Estamos sentados en un
pequeño taburete (GG, 106).
(Tomado de BUONA GIORNATA de Padre Pio da
Pietrelcina)
Traducción del
italiano: Elías Cabodevilla Garde