Al Padre Pío le gustaba dar largas al asunto, cuando le pedían una
gracia, un milagro, y actuar luego de forma inesperada y sorprendente.
Como botón de muestra, el hospital “Casa Alivio de Sufrimiento”.
El proyecto de un nuevo hospital era tema frecuente de conversación entre los
capuchinos de San Giovanni Rotondo desde que el terremoto de 1938 destruyó el “Hospital San Francisco de Asís”, que
habían promovido, sobre todo por iniciativa e impulso del Padre Pío, en el abandonado monasterio de clarisas.
El gran promotor del nuevo hospital, para el que ya había pensado
el nombre: “Casa Alivio del Sufrimiento”,
era el Padre Pío. Consiguió que se comenzaran los trabajos en el año 1947. Pero
las misivas eran frecuentes: «Padre Pío,
¡tenemos que detener la obra porque no hay dinero!». ¿Decidió actuar de
forma inesperada y sorprendente?
Un día llegó hasta la obra la periodista inglesa Bárbara Ward,
redactora de “The Economist”, que
venía de Londres para conocer al Padre Pío. Al pasar junto a los obreros, estimó
que el más apropiado para preguntarle era el cura, que trabajaba con pico y
pala, bañado en sudor y con la sotana remangada. - «¿Qué es lo que pretenden hacer aquí?». - «Una gran clínica, señorita». - «¿Y
cuál sería el presupuesto?». - «¡Cuatrocientos
millones de dólares!». - «¿Y quién se
los va a proporcionar?». - «Señorita,
¡quien pasa paga!».
A la Ward su encuentro con el Padre Pío le debió parecer muy seco,
pues don Orlando -así se llamaba el cura de la sotana remangada- manifestó que
«al pasar luego delante de nosotros ni
siquiera se dignó mirarnos». Así fue el encuentro de la periodista con el
Fraile capuchino: - «Padre, he oído
hablar muy bien de usted y he venido a pedirle una gracia». - «Sí, hija, sí; las gracias nos las concede el
Señor». - «Padre, yo soy católica. Mi
novio es protestante y yo quisiera que se convirtiera al catolicismo». - «Muy bien. Si el Señor quiere, se convertirá».
- «Pero, Padre… ¿y cuándo ocurrirá esto?».
- «Si Dios quiere ahora mismo». Y el
Padre Pío, sin más, se marchó.
Bárbara Ward llegó a Londres, se encontró con el inexplicable
hecho de que su novio, el comandante Jackson, se había convertido al
catolicismo y de que se había decidido a dar el paso, más o menos, a la mima
hora en que ella pedía esta gracia al Padre Pío. Y como Jackson era consejero
de la UNRA para Europa y disponía de influencias poderosísimas en aquel
organismo…, no tardó en llegar un telegrama al Presidente del Gobierno de
Italia anunciando que desde América habían asignado la suma de 400 millones de
dólares para construir una clínica en San Giovanni Rotondo. El Gobierno
italiano se quedó con una parte cuantiosa, 150 millones, pero los otros 250
dieron para mucho en la construcción de la “Casa
Sollievo della Sofferenza”.
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Esta información me la ha enviado desde México Sandra Zambrano. Es
ejemplar que Sandra, de quien sabemos, por otro testimonio publicado en esta
etiqueta de la web, que con frecuencia le pide a su Padre espiritual, el Padre
Pío: «Pero, ¡háblame clarito, clarito!»,
en este caso le haya pedido: «Pero,
¡actúa rapidito, rapidito!». Éste es su escrito:
«Hace
nueve años que mi hermana Ileana y otras personas comenzaron a ayudar a los más
pobres para que pudieran recibir atención médica especializada y cirugías en el
mejor hospital y con los mejores doctores. Durante los siete primeros años esta
ayuda fue esporádica y nunca estuvo en su mente la idea de crear una Fundación.
Pero el número de enfermos que les llegaban iba siempre en aumento y con ello
la necesidad de buscar a más doctores y a más colaboradores. Esta creciente
demanda de quienes, al no tener seguro social ni recursos económicos, si
enferman, mueren en la calle sin que nadie les atienda, y el aumento continuo
de doctores y de voluntarios motivaron que, en el 2012, pensaran en una Fundación,
a la que dieron el nombre de “Fundación Unión pro VIDA”.
Hoy
en día, la Fundación es una red que conecta a los enfermos más pobres con los
más de 80 doctores colaboradores de casi todas las especialidades y el mejor
hospital de la ciudad, además de 12 odontólogos, un radiólogo, una psicóloga…,
y que tiene acuerdos de colaboración con otras Fundaciones locales y foráneas
dedicadas a atender a personas quemadas, a operar todo tipo de cirugías de
ojos, cáncer en niños menores de 18 años, casa hogar para ancianos…, como “Destellos
de Luz” “Fundación Cinepolis”, “Posada del Peregrino”…
Yo
también formo parte del Consejo Directivo de la Fundación y mi participación ha
consistido y consiste en asesorar y acompañar a mi hermana en las gestiones
para el reconocimiento oficial de la Fundación y principalmente en conseguir
que médicos amigos míos colaboren en la Fundación, que altos directivos de
empresas que conozco ofrezcan sus donaciones…
Un
impedimento para la buena marcha y para el crecimiento de la Fundación estaba
siendo -y lo era hasta hace unas pocas horas- que ésta no tenía el
reconocimiento del Gobierno como Asociación Civil, con los inconvenientes que
implica no ser una “Entidad donataria”. Las últimas noticias eran que los
“estudios” para ver si se podía conceder o no a la Fundación este
reconocimiento exigirían no menos de tres meses de tiempo.
Ayer,
23 de septiembre, su fiesta litúrgica, era buena ocasión para pedirle al Padre
Pío, aunque de otro modo, lo que desde hace algún tiempo se lo estaba pidiendo.
En la Eucaristía, después de haberle entregado a mi hermana Ileana como hija
espiritual, y también a su familia, y de poner la Fundación en sus manos, le
dije: «Pero, Padre Pío, ¡actúa rapidito, rapidito!».
Una
hora después, mi hermana Ileana me llamaba para comunicarme que acababa de
recibir la notificación y el permiso del Departamento de Hacienda del Gobierno para
formalizar la Fundación, que, como consecuencia, puede ser ya “donataria”, lo
que significa que puede dar y recibir ayudas (ayudas de doctores, de
hospitales, de personas independientes o de todo aquel que quiera colaborar de alguna
manera) para los enfermos más pobres, y expedir recibos de esas ayudas.
En la próxima reunión del Consejo Directivo
propondré que se nombre a San Pío de Pietrelcina Patrono de la “Fundación Unión
pro VIDA».
Elías Cabodevilla Garde
¡Viva el Padre Pío, y felicidades a las hermanas Zambrano!
Paz y Bien