6. Tu predicación sea la
inmolación continua de ti misma, el ser en todas partes como una delicada
aparición y como la sonrisa de Dios (FM, 165).
7. Siento que se me rompe el
corazón en el pecho al conocer tus sufrimientos, y no sé qué haría para que te
consueles. Pero, ¿por qué inquietarte tanto? ¿Por qué te turbas? ¡Fuera tanta
inquietud, hija mía! Jamás te he visto tan regalada de tantas joyas por parte
de Jesús como ahora. Jamás te he visto tan querida de Jesús como en este momento.
Por tanto, ¿qué motivo tienes para temer, temblar y asustarte? Tu temor y
temblor se parecen al de un niño que está en los brazos de su mamá. Por lo
mismo, tu temor es tonto e inútil (Epist.III, p.442).
8. No tengo nada concreto que
reprobar en ti, fuera de esa inquietud un tanto amarga que se da en ti y que no
te deja gustar toda la dulzura de la cruz. Corrígete de esto y continúa
haciendo lo que has hecho hasta ahora, porque vas bien (Epist.III, p.447).
9. Te ruego además que no te
angusties por lo que voy sufriendo y sufriré; porque el sufrimiento, por muy
grande que sea, comparado con el bien que nos espera, resulta agradable para el
alma (Epist.III, p.402).
10. Mantén tu espíritu
tranquilo y confíate por completo a Jesús cada vez más. Esfuérzate por
identificarte siempre y en todo con la divina voluntad, tanto en las cosas
favorables como en las adversas, y no te preocupes por el mañana (Epist.III, p.455).
11. No temas por tu espíritu:
son bromas, predilecciones y pruebas del Esposo celestial, que quiere
asemejarte a él. Jesús mira las disposiciones y los buenos deseos de tu alma,
que son óptimos; y los acepta y premia; y no mira tu imposibilidad e
incapacidad. Por tanto, mantente tranquila (Epist.III, p.461).
12. No te fatigues en cosas que
producen inquietud, perturbaciones y afanes. Sólo una cosa es necesaria: elevar
el espíritu y amar a Dios (CE, 10).
(Tomado de BUONA GIORNATA de Padre Pio da
Pietrelcina)
Traducción del
italiano: Elías Cabodevilla Garde