1. Es necesario amar, amar,
amar y nada más (GF, 292).
2. Dos cosas hemos de suplicar
continuamente a nuestro dulcísimo Señor: que aumente en nosotros el amor y el
temor; porque aquél nos hará correr por los caminos del Señor, éste nos hará
mirar dónde ponemos el pie; aquél nos hace mirar las cosas de este mundo por lo
que son, éste nos pone en guardia de toda negligencia. Cuando, al fin, el amor
y el temor lleguen a besarse, ya no tendremos posibilidad de poner nuestros
afectos en las cosas de aquí abajo (Epist.I, p.407).
3. El amor sólo puede dar
aquello que hay en nosotros de indomable y el lenguaje del amor es la
persuasión de la confidencia. Qué bello es el amor si se recibe como un don; y
qué deforme, si se busca y se ambiciona (FM, 166).
4. Tú que tienes cuidado de
almas, inténtalo con amor, con mucho amor, con todo el amor, agota todo el
amor, y si esto resulta inútil..., ¡palo!, porque Jesús, que es el modelo, nos
lo ha enseñado al crear el paraíso pero también el infierno (AdFP, 550).
5. Cuando Dios no te da
dulzuras y suavidad, debes mantener el buen ánimo, comiendo con paciencia tu
pan aunque sea duro, y cumpliendo tu deber sin ninguna recompensa por el
momento. Haciéndolo así, nuestro amor a Dios es desinteresado; actuando de este
modo, se ama y se sirve a Dios a costa nuestra; esto es lo propio de las almas
más perfectas (Epist.III, p.282).
6. Cuanta más amargura tengas, más amor recibirás (FFN, 16).
7. Un solo acto de amor a Dios
en tiempos de aridez vale más que cien en momentos de ternura y consuelo (ASN, 43).
(Tomado de BUONA GIORNATA de Padre Pio da
Pietrelcina)
Traducción del
italiano: Elías Cabodevilla Garde