29. No estéis con la
preocupación de que me estáis robando el tiempo, porque el tiempo mejor
empleado es el que se dedica a la santificación del alma del prójimo. Yo no
tengo otro modo de agradecer la bondad del Padre celestial que cuando me
presenta las almas a las que puedo ayudar de alguna forma (MC, 83).
30. Jamás me ha pasado por la
cabeza la idea de vengarme: he rogado y ruego por los que me denigran. Sí, que
alguna vez he dicho al Señor: "Señor, si para convertirlos es necesario
algún latigazo, dáselos también, con tal de que se salven” (AD, 127).
1. Recorred con sencillez el
camino del Señor y no atormentéis vuestro espíritu. Odiad, sí, vuestros
defectos pero con un odio tranquilo y no perturbador e inquieto. Es necesario
tener paciencia con ellos y sacar ventaja de los mismos por un santo
abajamiento. Cuando falta esta paciencia, mis buenas hijas, vuestras
imperfecciones, en vez de disminuir, crecen cada vez más, porque no hay nada
que una tanto nuestros defectos como la inquietud y la preocupación por
quererlos alejar (Epist.III, p.579).
2. Guardaos de la ansiedad y de
las inquietudes, porque no hay cosa que impida tanto el caminar hacia la
perfección. Pon, hija mía, dulcemente tu corazón en las llagas de nuestro
Señor, pero no a base de esfuerzos. Ten gran confianza en su misericordia y en
su bondad. El no te abandonará jamás, pero no dejes por eso de abrazar
estrechamente su santa cruz (Epist.III, p.707).
3. No te inquietes cuando no
puedes meditar, no puedes comulgar o no puedes llegar a todas las prácticas de
devoción. En esta situación, busca suplirlas de otro modo, manteniéndote unida
a nuestro Señor con una voluntad amorosa, con las oraciones jaculatorias, con
las comuniones espirituales (Epist.III, p.424).
4. Caminamos, pues, siempre,
incluso cuando nuestro paso es lento; pues si nuestro afecto es bien
intencionado y decidido, no podemos sino caminar bien. No, mis queridísimas
hijas, no es necesario para el ejercicio de la virtud estar atentas siempre y
en cada momento a todas las virtudes; esto, en verdad, embrollaría y enredaría
demasiado vuestros pensamientos y afectos (Epist.III, p.588).
5. Expulsa de una vez por toda
la perplejidad y las ansiedades y goza en paz de las dulcísimas penas del Amado
(Epist.III, p.436).
(Tomado de BUONA GIORNATA de Padre Pio da
Pietrelcina)
Traducción del italiano: Elías Cabodevilla Garde
quiero agradecerles a Dios y a Uds. que me permitan encontrar esta página tan edificante, que tanto bien trae al alma, gracias, que Dios los siga bendiciendo por tanta generosidad y bondad, gracias ... Ana María