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viernes, 9 de agosto de 2013

Sigue haciéndose presente… por otra forma de “bilocación”.


Entre los muchos dones extraordinarios que el Padre Pío recibió del Señor tenemos que poner el de la “bilocación”. El término “bilocación” quiere decir estar en dos lugares al mismo tiempo. ¿Sólo en dos lugares? Sería más difícil constatarlo, pero ¿por qué no en tres, en cuatro, en más lugares a la vez, si así lo deseara el Señor?
El Padre Pío fue consciente de sus bilocaciones. La que tuvo lugar en enero de 1905 la manifestó por escrito al padre Agustín de San Marco in Lamis de este modo: «Hace unos días me sucedió algo insólito mientras me encontraba en el coro con fray Anastasio; serían entonces sobre las 23 horas del día 18 del mes pasado; me encontré lejos, en una casa señorial, en la que, mientras moría el padre, venía al mundo una niña. Se me apareció entonces María santísima que me dijo: “Te confío esta criatura. Es una piedra preciosa sin labrar: trabájala, brúñela, vuélvela lo más reluciente posible, porque quiero un día adornarme con ella. No dudes. Será ella la que vendrá a ti, pero antes la encontrarás en San Pedro”. Después de todo esto, me he encontrado de nuevo en el coro». En sus cartas de orientación espiritual el Padre Pío señala al menos tres ocasiones en las que el Señor le concedió hacerse presente en otros lugares, siempre para llevar consuelo y esperanza en situaciones especialmente difíciles para las personas a las que visitaba de este modo. En junio de 1921, a monseñor Rafael Carlos Rossi, un Visitador Apostólico enviado por el Vaticano, que le interrogó sobre este tema y le pidió «que exponga casos concretos», el Padre Pío, después de referirse a dos, añadió: «Creo que han sucedido otros casos; pero éstos son los que recuerdo».
A juzgar por los muchísimos testimonios que encontramos en las biografías del Padre Pío, tenemos que hacer nuestras esas palabras del Fraile capuchino a Monseñor Rossi: «Creo que han sucedido otros casos». Y, al parecer, esos casos tienen lugar también hoy, en la etapa posterior a la muerte del Santo de Pietrelcina; al menos en el sentido de que se sigue haciendo presente -¿sin abandonar el cielo, o la puerta del cielo si es que el Señor le concedió lo que deseaba el Capuchino: «Cuando me llame el Señor, le diré: Señor, yo no entro en el cielo, me quedo en la puerta hasta ver entrar al último de mis hijos»?-, y con el mismo objetivo con que se “bilocaba” en vida: llevar consuelo y esperanza.
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Como título de este escrito he puesto «Sigue haciéndose presente…por otra forma de “bilocación”». Espero, y deseo, que llamar “bilocación” a esa otra forma de hacerse presente no implique para nadie una profanación ni del vocablo ni de ese don extraordinario que el Señor concede a algunos y concedió al Padre Pío.
La información la he pedido a la ciudad de Santa Fe (Argentina), a Claudia Sutter, devota del Padre Pío y promotora de la devoción al Santo capuchino por muchos medios; también, desde el año 2003, por el de las “imágenes itinerantes”, como respuesta al «Padre Pío de quien tuve una manifestación fortísima un año antes».
El proyecto lo comenzó Claudia con un retrato del Padre Pío, que le llegó desde San Giovanni Rotondo, al que unió «un cuaderno de apuntes con la idea de que quienes lo recibieran pudieran plasmar por escrito peticiones, agradecimientos o gracias concedidas»; otro, con oraciones; y un tercero, «con una reseña biográfica del Santo para quienes aún no le conocían o quisieran conocerlo con más profundidad». El objetivo fundamental del proyecto: «Que se conociera su espiritualidad, por entonces poco conocida en la Provincia de Santa Fe, y también para que muchas almas llegaran a Dios motivadas por el ejemplo y la intercesión del Santo capuchino italiano».
El desarrollo del proyecto y la realidad actual del mismo Claudia Sutter los describe así: «Lo que comenzó como una tímida iniciativa personal -entre familiares y amigos- fue muy pronto una gran demanda. Yo, motivada y entusiasmada por los resultados, que estimularon a muchas almas, en su gran mayoría alejadas de la Iglesia y de la fe, a orar, preferentemente el Rosario, y a acercarse a DIOS a través de los sacramentos, vi que tenía que aumentar el número de imágenes. Hoy son nueve, peregrinando simultáneamente por diversos puntos de la ciudad, con personas que colaboran en la tarea de llevarlas de un hogar a otro, convirtiéndose así en misioneros del Padre Pío.
Las imágenes permanecen 9 días en cada hogar, para que la familia pueda hacer la novena al Santo. Hay familias que piden tenerla otros nueve días para otra novena de acción de gracias por favores recibidos. Estos favores son con frecuencia también de orden material: curación de enfermedades, problemas económicos que se solucionan, relaciones familiares que se restablecen…Son muchos más los de orden espiritual: conversiones extraordinarias de las que soy testigo privilegiada. No faltan quienes, incluso en la primera visita de “la imagen itinerante”, quedan conquistados por el Padre Pío y motivados a una vida cristiana ejemplar».
Sé que el proyecto que lleva a cabo Claudia Sutter en Argentina, dado a conocer en el libro de José María Zavala, “Los milagros desconocidos del Santo de los estigmas”, está siendo imitado en otros lugares del mundo. En resumen: El Padre Pío que «Sigue haciéndose presente… por otra forma de “bilocación”».
Elías Cabodevilla Garde

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