Las
invitaciones del Padre Pío a cultivar la oración -invitaciones con su ejemplo y
con su palabra- dieron, desde el inicio, el fruto inherente a la oración bien
hecha: la fraternidad.
Los
que respondían a estas invitaciones del Santo comenzaron pronto a reunirse para
orar juntos; así surgieron, casi espontáneamente, los Grupos de Oración del
Padre Pío.
Cuando,
en lugares cercanos, funcionaban dos o más Grupos de Oración del Padre Pío, no
faltaban, con alguna periodicidad, los encuentros de todos ellos para
conocerse, intercambiar experiencias, animarse mutuamente, orar juntos…; en
definitiva, avivar lazos de fraternidad.
Más
tarde, sobre todo desde el año 1947, cuando el Padre Pío, como respuesta a la
petición del Papa Pío XII de promover la oración para remediar los males
causados por la Segunda Guerra Mundial, dio nuevo impulso y nueva organización
a sus Grupos de Oración, vinieron, junto a otros encuentros, los Congresos
diocesanos, regionales, nacionales e internacionales de los mismos. El segundo
de estos últimos tuvo lugar en San Giovanni Rotondo en la tercera semana de
septiembre de 1968, coincidiendo con la celebración de los 50 años de los
estigmas visibles del Padre Pío. Para los participantes en este II Congreso
Internacional celebró el Santo su última misa, a las cinco de la mañana del 22
de septiembre, domingo, y a ellos dio su bendición al atardecer de ese día,
pocas horas antes de morir a las 2,30 del día 23, lunes.
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El Padre Pío sigue promoviendo los encuentros de sus
Grupos de Oración con la finalidad antes indicada: conocerse, intercambiar
experiencias, animarse, orar juntos…
En la fotografía, los miembros de dos Grupos de
Oración del Padre Pío, además de reciente fundación, en su reunión del pasado
domingo, día 2 de junio. Los dos son del Estado norteamericano de Texas. Uno,
promovido y atendido por el Hno. Pablo Jaramillo, capuchino, en la parroquia de
Nuestra Señora de Guadalupe de Fort Worth; el otro, promovido por Roxana Polanco
y atendido por el Padre Jesús, sacerdote diocesano, en la parroquia de San Juan
Diego de Dallas.
El Grupo de Fort Worth se desplazó hasta Dallas para, entre
otras cosas importantes, fomentar la fraternidad. No hace falta ofrecer más
datos sobre el encuentro que celebraron. Basta fijarse en las caras de
satisfacción de los fotografiados para imaginarlo.
Elías Cabodevilla Garde