26. ¿Has visto algún campo de trigo en plena madurez? Podrás observar
que algunas espigas son altas y vigorosas; otras, en cambio, están dobladas
hacia el suelo. Prueba a coger las altas, las más vanidosas, y verás que están
vacías; si, por el contrario, coges las que están más bajas, las más humildes,
verás que están cargadas de granos. De esto podrás concluir que la vanidad es
algo vacío.
27. Nos conviene esforzarnos mucho para llegar a ser santos y para
servir intensamente a Dios y al prójimo.
28. Hagámonos santos; de este modo, después de haber vivido juntos en
la tierra, estaremos juntos para siempre en el cielo.
29. ¡Oh Dios!, hazte sentir cada vez más en mi pobre corazón y realiza
en mí la obra que has comenzado. Siento en lo íntimo una voz que me dice
insistentemente: santifícate y santifica. Pues bien, queridísima mía, es esto
lo que yo quiero, pero no sé por dónde comenzar. Ayúdame, pues; sé que Jesús te
quiere muchísimo y lo mereces. Háblale, pues, de mí que me conceda la gracia de
ser un hijo menos indigno de san Francisco, que pueda servir de ejemplo a mis
hermanos de modo que el fervor continúe siempre y crezca siempre más en mí de
forma que haga de mí un perfecto capuchino.
30. Sé, pues, siempre fiel a Dios en el cumplimiento de las promesas
que le has hecho y no te preocupes de las burlas de los ignorantes. Debes saber
que los santos son siempre vituperados por el mundo y por los mundanos y han
puesto bajos sus pies al mundo con sus máximas.
31. El campo de batalla entre Dios y Satanás es el alma humana. En
ella se desarrolla en todos los momentos de la vida. Es necesario que el alma
deje acceso libre al Señor y que sea fortalecida por él en todas partes con
toda clase de armas; que su luz la ilumine allí donde combaten las tinieblas
del error; que sea revestida por Jesucristo de su verdad y justicia, del escudo
de la fe, de la palabra de Dios, para vencer a enemigos tan poderosos. Para ser
revestidos de Jesucristo es necesario morir a sí mismos.
1.
El Corazón de Jesús sea el
centro de todas tus inspiraciones.
(Tomado de BUONA
GIORNATA de Padre Pio da Pietrelcina)
Traducción del
italiano: Elías Cabodevilla Garde