Un hombre de Dios al servicio de los hombres

Un hombre de Dios al servicio de los hombres

Marzo: días 3 al 9.


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3. En esta tierra cada uno tiene su cruz, pero debemos actuar de modo que no seamos el mal ladrón sino el buen ladrón.

4. El Señor no puede darme un cireneo. Debo hacer sólo la voluntad de Dios; y si le agrado, lo demás no cuenta.

5. En la vida Jesús no te pide que lleves con él su pesada cruz, pero sí un pequeño trozo de su cruz, trozo que se compendia en los dolores de los hombres.

6. En primer lugar tengo que decirte que Jesús tiene necesidad de quien llore con él por la iniquidad de los hombres, y por este motivo me lleva por los caminos del sufrimiento, como me lo señalas en tu carta. Pero sea siempre bendito su amor, que sabe mezclar lo dulce con lo amargo y convertir en premio eterno las penas pasajeras de la vida.

7. No temas por nada. Al contrario, considérate muy afortunada por haber sido hecha digna y partícipe de los dolores del Hombre-Dios. No es abandono, por tanto, todo esto, sino amor y amor muy especial que Dios te va demostrando. No es castigo sino amor y amor delicadísimo. Bendice por todo esto al Señor y acepta beber el cáliz de Getsemaní.

8. Comprendo bien, hija mía, que tu Calvario te resulte cada día más doloroso. Pero piensa que Jesús ha llevado a cabo la obra de nuestra redención en el Calvario y que en el Calvario debe completarse la salvación de las almas redimidas.

9. Sé que sufres y que sufres mucho, pero ¿no son acaso éstas las alhajas del Esposo.

(Tomado de BUONA GIORNATA de Padre Pio da Pietrelcina)
Traducción del italiano: Elías Cabodevilla Garde

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