3. En esta tierra cada uno tiene su cruz, pero debemos actuar de modo
que no seamos el mal ladrón sino el buen ladrón.
4. El Señor no puede darme un cireneo. Debo hacer sólo la voluntad de
Dios; y si le agrado, lo demás no cuenta.
5. En la vida Jesús no te pide que lleves con él su pesada cruz, pero
sí un pequeño trozo de su cruz, trozo que se compendia en los dolores de los
hombres.
6. En primer lugar tengo que decirte que Jesús tiene necesidad de
quien llore con él por la iniquidad de los hombres, y por este motivo me lleva
por los caminos del sufrimiento, como me lo señalas en tu carta. Pero sea
siempre bendito su amor, que sabe mezclar lo dulce con lo amargo y convertir en
premio eterno las penas pasajeras de la vida.
7. No temas por nada. Al contrario, considérate muy afortunada por
haber sido hecha digna y partícipe de los dolores del Hombre-Dios. No es
abandono, por tanto, todo esto, sino amor y amor muy especial que Dios te va
demostrando. No es castigo sino amor y amor delicadísimo. Bendice por todo esto
al Señor y acepta beber el cáliz de Getsemaní.
8. Comprendo bien, hija mía, que tu Calvario te resulte cada día más
doloroso. Pero piensa que Jesús ha llevado a cabo la obra de nuestra redención
en el Calvario y que en el Calvario debe completarse la salvación de las almas
redimidas.
9. Sé que sufres y que sufres mucho, pero ¿no son acaso éstas las
alhajas del Esposo.
(Tomado de BUONA
GIORNATA de Padre Pio da Pietrelcina)
Traducción del
italiano: Elías Cabodevilla Garde