17. No temas las adversidades, porque colocan al alma a los pies de la
cruz y la cruz la coloca a las puertas del cielo, donde encontrará al que es el
triunfador de la muerte, que la introducirá en los gozos eternos.
18. Si sufres aceptando con resignación su voluntad, tú no le ofendes
sino que le amas. Y tu corazón quedará muy confortado si piensas que en la hora
del dolor Jesús mismo sufre en ti y por ti. El no te abandonó cuando huiste de
él; ¿por qué te va a abandonar ahora que, en el martirio que sufre tu alma, le
das pruebas de amor?.
19. Subamos con generosidad al Calvario por amor de aquél que se
inmoló por nuestro amor; y seamos pacientes, convencidos de que ya hemos
emprendido el vuelo hacia el Tabor.
20. Mantente unida a Dios con fuerza y con constancia, consagrándole
todos tus afectos, todos tus trabajos y a ti misma toda entera, esperando con
paciencia el regreso del hermoso sol, cuando el Esposo quiera visitarte con la
prueba de las arideces, de las desolaciones y de la noche del espíritu.
21. Sí, yo amo la cruz, la cruz sola; la amo porque la veo siempre en
las espaldas de Jesús.
22. Los verdaderos siervos de Dios siempre han estimado que la
adversidad es más conforme al camino que recorrió nuestro Señor, que llevó a
cabo la obra de nuestra salvación por la cruz y los desprecios.
23. El destino de las almas elegidas es el sufrir. El sufrimiento
soportado cristianamente es la condición que Dios, autor de todas las gracias y
de todos los dones que conducen a la salvación, ha establecido para concedernos
la gloria.
(Tomado de BUONA
GIORNATA de Padre Pio da Pietrelcina)
Traducción del
italiano: Elías Cabodevilla Garde