20.
Apártate del mundo. Escúchame: uno se ahoga en alta mar, otro se ahoga en un
vaso de agua. ¿Qué diferencia hay entre uno y otro? ¿No están muertos los dos?
21. ¡Piensa siempre que Dios lo ve todo!
22. En
la vida espiritual cuanto más se corre menos se siente el cansancio; más bien
será la paz, preludio del gozo eterno, la que se posesionará de nosotros y
seremos felices y fuertes en la medida que, manteniéndonos en este esfuerzo y
mortificándonos a nosotros mismos, hagamos que Cristo viva en nosotros.
23. No
nos desanimemos nunca ante los designios de la divina providencia, que, uniendo
los gozos a los sufrimientos y haciéndonos pasar en la vida, a cada uno y a las
naciones, de las alegrías a las lágrimas, nos conduce a la consecución de
nuestro fin último. Veamos detrás de la mano del hombre que se manifiesta de
ese modo, la mano de Dios que se oculta.
24. Si
queremos recoger la cosecha, es necesario no sólo sembrar la semilla sino
también echarla en buena tierra; y cuando esta semilla llegue a hacerse planta,
hemos de estar muy atentos para vigilar que la cizaña no sofoque las todavía
tiernas plantitas.
25. En
todos los acontecimientos humanos, aprended a reconocer y a adorar la voluntad
de Dios.
26. En
la vida espiritual, hay que ir siempre adelante y no retroceder jamás; de otro
modo nos sucede como a la barca, que, si en vez de avanzar, se detiene, el
viento la arrastra hacia atrás.
(Tomado de BUONA
GIORNATA de Padre Pio da Pietrelcina)
Traducción del
italiano: Elías Cabodevilla Garde
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