27. Recuerda que la madre, al principio, enseña a andar a su hijo
sosteniéndolo, pero que éstos muy pronto deben caminar ellos solos; de igual
modo, tú debes razonar con tu cabeza.
28. “Mientras tengas temor no pecarás”. "Será
así, padre, pero sufro mucho". "Se sufre mucho, es cierto, pero hay
que confiar; existe el temor de Dios y el temor de Judas.
El
miedo excesivo nos impide obrar con amor, y la excesiva confianza no nos deja
ser conscientes y temer el peligro que debemos superar.
El
primero debe dar la mano a la segunda, y deben caminar los dos juntos como dos
hermanas. Hay que actuar siempre así, ya que, si nos percatamos de tener miedo
o de temer demasiado, entonces debemos recurrir a la confianza; y, si confiamos
en exceso, debemos, en cambio, tener un poco de temor, porque el amor tiende
hacia el objeto amado, pero al avanzar es ciego, no ve, pero el santo temor le
ofrece la luz.
29. No
se alcanza la salvación si no es atravesando el borrascoso mar que nos amenaza
siempre con destruirnos. El Calvario es el monte de los santos, pero de allí se
pasa a otro monte, que se llama Tabor.
30. Yo
no deseo otra cosa que morir o amar a Dios: o la muerte o el amor; pues la vida
sin este amor es peor que la muerte; para mí esa situación sería más
insostenible que la actual.
31. No
debo, pues, mi queridísima hija, dejar pasar el primer mes del año sin llevar a
tu alma el saludo de mi alma y garantizarte cada día más el afecto que mi
corazón alimenta por el tuyo, al que no dejo nunca de desear toda clase de
bendiciones y de felicidad espiritual. Pero, mi buena hija, encomiendo
vivamente a tus cuidados ese tu pobre corazón: intenta hacerlo cada día más
grato a nuestro dulcísimo Salvador, y actuar de modo que este nuevo año sea más
rico en buenas obras que el año pasado, ya que, en la medida que pasan los años
y se acerca la eternidad, hay que redoblar el esfuerzo y elevar nuestro
espíritu a Dios, sirviéndolo con mayor diligencia en todo aquello a lo que nos
obliga nuestra vocación y profesión cristiana.
1. La oración es el desahogo de nuestro corazón en el de Dios...
Cuando se hace bien, conmueve el corazón de Dios y le invita, siempre más, a
acoger nuestras súplicas. Cuando nos ponemos a orar a Dios, busquemos desahogar
todo nuestro espíritu. Nuestras súplicas le cautivan de tal modo que no puede
menos de venir en nuestra ayuda.
2. Quiero ser solamente un
pobre fraile que ora... Dios ve manchas hasta en los ángeles, ¡cuánto más en
mí!
(Tomado de BUONA
GIORNATA de Padre Pio da Pietrelcina)
Traducción del
italiano: Elías Cabodevilla Garde
hola:¿que significa "el temor de Judas"?(28) Gracias.
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